Una antigua leyenda japonesa promete que cualquiera que haga mil grullas de papel recibirá un deseo de parte de una grulla, tal como una vida larga o la recuperación de una enfermedad.
Las mil grullas de origami se han vuelto un símbolo de paz, debido a la historia de Sadako Sasaki (1943-1955), una pequeña niña japonesa que deseó curarse de su enfermedad producida por la radiación de una bomba atómica (leucemia).